En 2012, se produjo un escándalo de repercusiones globales. Ese año, los reguladores de Estados Unidos y del Reino Unido impusieron a Barclays Bank una multa millonaria por la manipulación de la Libor, aunque luego se supo que en 2007 los reguladores tenían conocimiento de que los operadores financieros influían en este tipo de tasa de referencia y forzaban transacciones para que sus entidades bancarias obtuvieran beneficios indebidos, principalmente en las operaciones de derivados financieros.
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